Jordi Marín, Family Banker de Banco Mediolanum

Jordi Marín


Experiencia previa en banca:
11 años.

Salida de la banca tradicional:
Despido por proceso de fusión de la entidad en la que estaba.

Proceso de incorporación como Family Banker® de Banco Mediolanum:
3 meses (agosto de 2009).

El rechazo a convertirse en autónomo fue su primera reacción ante el primer contacto con Banco Mediolanum. Quería un trabajo en nómina.


La mayor resistencia que tuvo que superar Jordi Marín fue hacerse autónomo. Conoció Banco Mediolanum por Infojobs, tras perder el empleo en un proceso de fusión. Acudió al encuentro donde le explicaron el modelo. “Todo fue perfecto, hasta que al final comentaron que trabajaríamos por cuenta ajena. Me causó un shock.” Decidió abandonar el proceso: “Ya sabes, hipoteca, familia y esas cosas”.

Jordi Marín aspiraba, al principio, a un empleo con nómina, por lo que comprende que haya profesionales que no estén preparados para esta fórmula. Pero para él fue fácil: “Entré al poco tiempo en una empresa privada y duré cinco días. Quería seguir en banca”. Se reenganchó al proceso de selección de Banco Mediolanum y se incorporó a los tres meses. “Pesó el deseo de seguir en banca, pero sobre todo la confianza en mí mismo. Había tenido éxito en las oficinas donde había trabajado y establecía buenas relaciones con los clientes.” Tanto es así, que tomó la decisión sin saber cuáles podían ser sus ingresos futuros.

La segunda resistencia fue el desconocimiento de marca. “Hoy ya no es así, pero hace 6 años, cuando yo me uní a Banco Mediolanum, el banco era poco conocido. No para mí, pero sí para los clientes potenciales.” Sin embargo, Marín matiza que actualmente eso ya no es un problema, pues sus nuevos clientes saben qué es Banco Mediolanum. “La labor de la red de Family Bankers®, y las campañas de marketing y publicidad del banco han contribuido a paliar ese desconocimiento de la marca”, remarca.

Además, la existencia de oficinas de Family Bankers®, donde estos profesionales se citan con los clientes, aporta un plus de imagen y de seriedad muy positiva de cara a sus clientes.

Jordi Marín no solo habla de resistencias, sino que incide especialmente en las motivaciones que le condujeron a cambiar a una forma distinta de hacer banca:

Preocupación por la cartera. “Daba por descontado que los clientes no te siguen tan fácilmente; lo viví en cambios anteriores.” Sin embargo, Jordi Marín nunca había sacado el trabajo fuera de la sucursal y se planteó buscar en su entorno geográfico y en municipios cercanos una clientela más acorde con sus pretensiones. Ya no importaba residir a 50 kilómetros de la sucursal, el mercado es muy grande, sin fronteras. “En la banca tradicional eres esclavo de la oficina.”

Seguridad. “Cuando de verdad no tenía seguridad era en 2009, en pleno proceso de cierre de oficinas. La seguridad me la da mi cartera de clientes”, sentencia.

Soledad. Marín es tajante: “En absoluto. La forma en la que desarrollamos nuestra actividad pone a tu disposición profesionales que te apoyan, reuniones conjuntas, formación, despachos organizados… que te aportan la sensación de pertenencia a un grupo”.

“A mí me contactaron a puerta fría. Pero, en estos momentos, la mayoría de los contactos los realizamos a través de conocidos y antiguos compañeros que están en situaciones complicadas”, lo que facilita dar el salto a la banca del futuro.